El capitán de Europa de la Ryder Cup, José María Olazabal, ve «muy difícil» que cuatro españoles formen parte del equipo en la cita de este mes de septiembre en Chicago.
«En estos momentos ya hay tres españoles entre los diez clasificados de forma directa: Gonzalo Fernández-Castaño, Sergio García y Alvaro Quirós. Confío en que ya queden seleccionados y que no salgan de la clasificación», señala Olazabal.
Sin embargo, ve complicado que puede meterse Miguel Ángel Jiménez. «Esta clasificación se va a cerrar la primera semana de septiembre y aún quedan muchos meses por delante para que pueda entrar. Miguel tendría que hacerlo muy bien, la verdad. Pero, bueno, con tres clasificados tendríamos que estar más que contentos»
No desvela si el ‘Pisha’ pudiese ser una de sus elecciones personales. «Puede haber entre ellos un español, o no. Depende de cómo le vea, podrá ser él o no. Uno de los momentos más difíciles para mí va a ser ese de tener que coger el teléfono y comunicárselo»
El que sí estará en el equipo será el noirlandés Rory McIlroy, «un fenómeno» para el de Fuenterrabia y que «puede ser el sucesor» de Tiger Woods. «Con 22 años ha llegado a ser número uno del mundo, pero lo importante es cómo lo ha hecho: con un juego extraordinario y consistente durante mucho tiempo, que eso es lo difícil»
Tampoco olvida a Severiano Ballesteros, con el que tuvo una relación «muy cercana» y con el que desde «el primer momento hubo ‘feeling'», convirtiéndose en «íntimos». «La necesidad, además, fomentó nuestra buena relación. Cuando viajas a Estados Unidos, te encuentras muy solo porque la vida allí es mucho más individualista y cada uno va a su bola. Tener cerca una persona con la que compartir esas semanas de soledad en el hotel nos ayudó a los dos. Así se fue haciendo muy estrecha nuestra relación y la mantuvimos durante el resto de sus días», recuerda.
El doble ganador del Masters afirma que «fue muy duro» vivir la enfermedad de ‘Seve’ y lamenta que pese a que «hubo una mejoría importante al principio» y verle «fuerte otra vez», luego «recayó, tuvieron que volver a darle quimioterapia y el deterioro físico empezó de nuevo».
Olazabal se refiere al tema de la parte de la herencia que el ganador de cinco ‘majors’ dejó a su fundación, calificando la situación de «muy incómoda», y aunque no quiere expresar su opinión y cree que «es un tema familia», descarta que sea «cuestión de dinero». Eso sí, tiene claro que «por encima de todo está la fundación, que hace una labor impresionante».
Ahora está la figura de Javier, hijo del de Pedreña que para el vasco «juega bastante bien». «Yo sé que está estudiando y que, antes de dedicarse de lleno al golf, va a terminar la carrera. Después será cuando lo intente»